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sábado, 24 de diciembre de 2011

De ruta por Irlanda (II): Portrush y La Calzada de los Gigantes


Seguimos rumbo Norte, rumbo a Portrush (Co. Amtrim, Northern Ireland - UK), que es donde haremos noche. Y sigue sonando, como desde esta mañana, Lunasa.
Actualmente y para mí, el mejor grupo de música tradicional irlandesa, con la salvedad que la base rítmica que en otros grupos es bodhran y guitarra, aquí, sin desterrar completamente al primero, es contrabajo y guitarra. Uno de las dos diferencias que marcan con el resto de grupos irlandeses es que tienen Cillian Vallely con la uilleann pipe y los whistles entre manos. Cillian viene de una familia famosa por su virtuosismo con estos instrumentos y, sencillamente, lo considero el mejor gaitero del mundo en estos momentos. Entre otras muchas cosas, su genialidad siempre está al servicio del grupo y muy pocas veces lo usa para el lucimiento personal (Véase actitud de otros gaiteros para comparar) Es la virtud que los hace grandes, tanto a él personalmente, como al conjunto. La otra diferencia, que a ellos les hace superventas, son los otros cuatro componentes: Seán Smith (violín/whistles), Kevin Crawford (whistles/bodhran), Trevor Hutchinson (contrabajo/bajo) y Paul Meehan (guitarra/banjo). Absolutamente todos están considerados casi los mejores, sino los mejores, de cada instrumento. No obstante, son innumerables las colaboraciones individuales que han hecho todos con la mayoría de grupos irlandeses de prestigio, tanto en música tradicional u otro tipo de música: Altan, Chieftains, Sharon Shannon, The Waterboys, etc. Incluso han formado parte en distintas épocas del espectáculo Riverdance.



Decir que dominan todos los "palos" de lo tradicional es poco: han llevado ritmos pop, reggae, etc a las tonadas, marchas y reels manteniendo siempre la pureza de estilo propias de los grupos que de manera improvisada se juntan en los pubs para tocar.


Como te puedes imaginar, conducir desde Dublín hasta Portrush, con ellos como banda sonora es una de las mejores sensaciones de este viaje. Una cosa es escuchar esta música en casa y otra muy distinta es estar delante del paisaje, de los pueblos y de la gente que la han inspirado. De hecho, Cillian y Meehan, son de Armagh (Co. Armagh, NI - UK) y Trevor es de Cookstown (Co. Tyrone, NI - UK), algo que estimula aún más los sentidos. 



"Casita" típica cerca del centro de Portrush, Co. Antrim.
Northern Ireland, UK


Portrush está más alejado que Bushmills de la visita obligada en esta zona: The Giants Causeway, la Calzada de los Gigantes.
Los hoteles son más baratos aquí precisamente por esa distancia a la estrella turística de la costa del Condado de Antrim. El nuestro, The Port Hotel, está en pleno centro del pueblo, y para lo que nos cuesta, está más que bien. La relación calidad/precio es media/alta, aunque cuando subes por la escalera enmoquetada, con la madera crujiendo bajo los pies, temes que la habitación sea peor de lo que en realidad es: amplia, limpia y acogedora.

El pueblo actualmente, en su mayoría, es una zona residencial y vacacional, debido a las playas de arena blanca que lo rodean, además de que es una zona de la costa de Irlanda del Norte muy apreciada por los surferos. Por no mencionar al golf, que es casi una religión. Graeme McDowell, primer irlandés que se proclamó campeón del US Open, nació aquí. Además, tambien vive y entrena en el Royal Portrush Golf Club, Darren Clarke, el jovencísimo ganador del British Open de este año 2011.



Holy Trinity Presbiterian Church
Portrush, Co. Antrim, NI


El pueblo original, desprendido de urbanizaciones turísticas, es la zona donde se encuentran la mayoría de hoteles, una península de algo más de kilometro y medio, que divide separa las dos principales playas, East y West Strand Beaches. Apenas caben 3 calles en la península, con Main Street en el centro y una paralela a cada lado. De hecho el nombre del pueblo procede del irlandés Port Rois, "El Promontorio".

Antes del turismo, era un pueblo dedicado al ganado y a los asuntos pesqueros. Toda la costa de Antrim están llena de granjas hacia el interior, como el resto de Irlanda e Irlanda del Norte, y, además, de pequeñas aldeas de casas blancas surgidas, alrededor de pequeños puertos.

La tranquilidad que se respira en toda la zona es envidiable. A pesar de ser una zona turística de primer orden por méritos propios, y de tener a tiro de piedra una de las atracciones turísticas más importantes del país, Portrush y sus alrededores, Portstewart, Bushmills, etc. están desiertos. Nadie en las calles, nadie en las playas, nadie en las carreteras. Sólo se ve gente en el pub del hotel, The Cellar Bar, y en otro par al lado, donde (ejem, ejem) un par de norirlandeses se van calentitos después de unas partidas de billar (¡Je!). Gente simpática y educada otra vez, pero ¡cómo beben los jodíos! (y las jodías).



Puerto de Portrush, Co. Antrim, NI


Es justo decir que lo que se vende aquí como turístico, la costa del Condado de Antrim, en general, y la Calzada de los Gigantes, en particular, está más que bien vendido y merecido. No te vas con la esa sensación de mucho ruido y pocas nueces de otros lugares tanto o más famosos que esta zona. Tanto así, que eclipsa a otras atracciones naturales, espectaculares por lo que me dicen, y que con más tiempo visitaría: el Glenariff Forest Park o los Glens of Antrim, que no son otra cosa que 9 valles seguidos de los cuales más de la mitad se encuentran en la esquina noreste del condado. Así que quedan anotados en la lista de alguna hipotética y futura visita, junto a Belfast y Monasteirboice.



Algún punto entre Portrush y Bushmills, Co. Antrim


No se puede describir la sensación de perder la vista en el horizonte verde a la derecha y el azul oceánico a la izquierda. Kilómetro tras kilómetro, te invaden uno y otro porque prácticamente una cosa y otra se juntan bajo tus pies, en la línea costera que marca la pleamar. La hierba, densa y gruesa, sorprendentemente llega hasta prácticamente el agua, tapizando todo lo que puede, que es casi todo. Esto incluye paredes laterales y verticales de la gran mayoría de acantilados. Da gusto conducir despacito, por la carretera costera, con las ventanas abiertas. Aquí no hay problema de ir por la izquierda o la derecha, porque solo cabe el coche y apenas hay tráfico. Hemos tenido, creo, mucha suerte.



Paraje costero cercano a Bushmills, Co. Antrim


Cada cada cala costera, ya sea con playa o con acantilados, es una sorpresa. Estos mordiscos que le ha pegado el mar a la tierra son tan numerosos que no queda más remedio que embelesarse observando las estrañas formas que han tomado a lo largo del tiempo.
La isla de Irlanda debe mucho de su geografía física, además de otros sucesos puntuales y locales, a la última glaciaciación, de ahí la gran cantidad de lagos, valles glaciales, colinas alargadas y redondeadas (drumlins) y eskers. Aunque, como en todos los sitios, la mitología dio a los primeros irladeses la explicación más temprana de como surgió tal fiordo, tal monte o tal acantilado. En Irlanda del Norte, por ejemplo, la leyenda cuenta que un gigante, Fionn mac Cumhail (aka Finn McCool), enfurecido mientras luchaba con otro gigante de Escocia, arrancó un pedazo de tierra y lo arrojó. Éste cayó en el Mar de Irlanda y acabó formando la Isla de Man, mientras que el hueco en la tierra se llenó de agua y formó el Lough Neagh, el accidente geográfico más importante del país, a orillas del cual se encuentra Belfast.



Dunluce Castle, a medio camino entre Portrush (al fondo) y Portballintrae
Co. Antrim, NI - UK 


Un ejemplo claro de las formas caprichosas de la costa, es el promontorio sobre el que se asienta el castillo de Dunluce. Atalaya y residencia construida en el siglo XIII por Richard Óg de Burgh (aka The Red Earl), sobre los restos de otros fuertes vikingos, sus edificios principales se levantan sobre un acantilado basáltico, separados por un estrecho pasillo artificial del resto de viviendas del poblado adyacente, donde vivían mercaderes, sirvientes y algún que otro artesano.




White Rocks, Portrush, Co. Antrim



Debajo de él y bien resguardada de cualquier observador que se encuentre en tierra firme, existe una cueva, de la cual me pareció entender que permitía desembarcar al castillo directamente. No me gustaría estar en la piel del estratega que tuviera que organizar un ataque a esta fortaleza en aquellas épocas y en semejantes condiciones de desventaja.




Portballintrae, Co. Antrim, NI


Digo más: no sólo las formas son caprichosas. No podía cambiar de color la tierra, en donde se acaba la hierba y comienza el agua, de una manera disimulada. No. Tenía que ser cambiando el blanco de las playas calcáreas de Portrush de una cala al negro del basalto de la siguiente, alternándose durante todo el camino.
Claro, como ya he dicho, eso sucede donde la hierba decide no mojarse las raices, y no dejar ver más tierra que la que se mete en forma de rocas en medio del agua.


The Giants Causeway, Co. Antrim



Hasta que llegas al punto clave, a las afueras de Bushmills: La Calzada de los Gigantes. No nos vamos a engañar, todos los demás paisajes costeros de mayor quieren ser como este sitio.



The Giants Causeway, Co. Antrim



Es uno de estos sitios en que la explicación mitológica casi te convence o quieres que te acabe convenciendo sobre la real. Puede que sea porque la explicación geológica, la que explica que el magma volcánico se enfrió bruscamente con el agua marina, es menos entretenida o más pedante que la primera.




The Giants Causeway, Co. Antrim



Ya no solo por entretenido o por pedante, a mí incluso me hace gracia la explicación mitológica. Cuenta la leyenda que el mismo gigante de la Isla de Mann y el lago Neagh, Fionn mac Cumhail,  en medio de la lucha contra su enemigo escocés, Bennandoner, de mucho más tamaño que él, y cansado de un eterno piedra va (del tamaño de una isla) piedra viene, decidió construir un camino que cruzara el mar para no mojarse los pies. Esa es la explicación legendaria de su existencia.      



The Giants Causeway, Co. Antrim



La parte graciosa viene de añadido en la leyenda. Cuentan que cuando Fionn, una vez que acabó su obra se encontró agotado. Así que se echó a dormir para poder atacar con fuerzas cuando despertara. En estas Bennandoner pensó que quizás no tenía que esperar para luchar y se dispuso a cruzar por el camino recién acabado. Pero la que no dormía era Oonagh, la esposa de Fionn, que hábil como ninguna disfrazó a su marido de bebé y lo cogió en brazos.



The Giants Causeway, Co. Antrim
No, no es la misma foto, esta es en b/n. ¿No te habías dado cuenta?


Por si no lo has adivinado todavía, Bennandoner y Fionn no habían sido presentados formalmente, por lo que al llegar frente a Oonagh, el escocés pensó que lo que tenía en brazos era el hijo de su archienemigo. Hizo, supongo que con su gran cerebro de gigante, una pequeña regla de tres de "si este es el tamaño del hijo, el padre..."
Y como suele decir, salió un poco por patas, eso sí, tirando rocas y destruyendo la obra de ingeniería del irlandés en su huída, sin dejar más rastros tras de sí que estas rocas y otro paraje costero parecido en sus dominios escoceses. Nunca más se supo de él.

The Giants Causeway, Co. Antrim

Durante un momento tuve una sensación de déjà_vu recordando cuando alguna que otra vez, hace muchos años, me aburría en clase y me ponía a pintar en los bordes de los apuntes (al final siempre acababa tomando apuntes en el borde de los dibujos). Estoy seguro de haber pintado estas formas alguna vez. La probabilidad es alta, porque las formas que tienen las más de 40000 columnas de basalto, son simples. De base hexagonal y pentagonal en su mayoría, entremezcladas con  heptágonos y octógonos. 



The Giants Causeway, Co. Antrim



La mayoría negras, otras oxidadas por el paso del tiempo. Pero si hay una palabra que define el terreno de manera más o menos técnica o geométrica es regularidad. Todas con la misma forma, más altas o más bajas, todas más o menos verticales, todas del mismo tamaño. 



The Giants Causeway, Co. Antrim



Sí, hay ejemplos de regularidad en la naturaleza por todos lados, pero no con tanto descaro. Sí, el enfriamiento del magma hace que bla, bla, bla... Que sí, que los minerales y tal, pero te hace falta una lupa para percatarte del asunto. Aquí el tamaño es de 50 a 80 cm de diámetro y algunas de hasta 13 metros de alto, lo suficiente como para que ningún paseante pulule por aquí sin inmutarse.



The Giants Causeway, Co. Antrim



Y que sí, que estamos de acuerdo: el basalto es una roca, no un mineral. Que sí, que hay muchas rocas con formas curiosas, unas más bonitas que otras. Pero aquí estamos hablando de casi 5 km. de costa con rocas de formas curiosas, tan curiosas que están pegadas unas a otras sin descanso.
Ni para ellas ni para mi aliento.



The Giants Causeway, Co. Antrim



A uno, en un sitio así, no le queda más remedio que cerrar la boca, si puede.

Y dar gracias porque el paisaje le haga sentir pequeño.





INDICE DEL VIAJE: No te pierdas el resto del viaje





SITIOS DE INTERÉS CERCANOS:


  • Carrick-a-rede.
  • Glenarriff Forest Park.
  • Glens of Antrim.
  • Fair Head.
  • The Dark Hedges.






lunes, 5 de septiembre de 2011

De ruta por Irlanda (I): Mellifont y Newgrange


Dejamos Dublín, conduciendo un Golf con el volante en el otro lado, pero eso sí: que no falte la música. Lunasa a todo volumen.
La primera mañana de la ruta está llena de claros y oscuros. Una inglesa, la encargada de la empresa de alquiler de coches, nos intenta hacer una clavada típica, a base de idioma. Alguno estará pensando: "Esta no sabía con quien se la jugaba", pues sí, cierto :-). Tonterías aparte, nos hace perder tanto tiempo, que solo podemos ver la mitad de las cosas programadas, pero por suerte, lo que vemos merece la visita con creces. 

Nada más montarnos en el coche, sigo las recomendaciones que me hicieron antes de viajar, para aquello de conducir por la izquierda. Concienciar a María de sus obligaciones para con mi tranquilidad al volante; manejo de las marchas con la izquierda, espejos, salir y entrar varias veces del coche para convencerte que este es el lado del volante (esto no lo conseguiré nunca). Cosas así, lo importante, me decían es ir pegadito a la raya del medio. Pero resulta, que vengo con un comodín en la manga: soy ambidiestro, mi lateralidad es nula. Incluso en España me ha costado mucho aprender a poner bien el intermitente y no el contrario. Así que todos aquellos problemas de conducir por la izquierda, para mí, se ven resumidos a adaptarme de las 6 marchas de mi coche a las 5 que tiene el que nos dan. Nada más, excepto lo dicho, más de una vez me montaré en el lado izquierdo y me preguntaré dónde está el volante. 

Por la pérdida de tiempo, la mañana acaba en The Old Mellifont Abbey (County Louth), en Tullyallen, al noroeste de Drogheda, donde para nuestra sorpresa no hay absolutamente nadie, salvo la chica responsable del Centro de Interpretación.
The Old Mellifont Abbey fue fundada en el siglo X por San Malaquías de Armagh (sí, el mismo de las profecías sobre los papas), y fue un centro de culto y de estudios importante en su época y vino a sustituir al monasterio vecino de Monasterboice. "Después de la Batalla del Boyne fue abandonada y cayó en el olvido", reza en una placa descriptiva antes de entrar.
Su importancia se debe a que fue el primer centro cisterciense de Irlanda, la semilla de una gran cantidad de centros que se abrieron a partir de ese momento por todo el país. 


Adornos vegetales en un capitel del lavabo del claustro de la abadía (S. XIV)
The Old Mellifont Abbey, Tullyallen (Co. Louth)


Los primeros monjes llegaron aquí desde Clairvaux (Francia) en el 1142, seguidos de un segundo grupo de monjes irlandeses. Las disputas entre ambos grupos hizo que parte del grupo francés abandonara la congregación y un tal Robert se puso al frente y a él se debe la mayor de la construcción del monasterio, pues también abandonó la congregación antes de que acabara y fuera consagrada en 1152. 

Actualmente y en su mayoría, solo quedan ruinas, pero son suficientes para hacerse una idea de las dimensiones del lugar pues estas corresponden con los lugares donde había columnas y paredes. Lo que queda en pie, aunque también en ruinas son algunos arcos del claustro, el arco de entrada al monasterio, la sala capitular (actualmente en restauración y no visitable), un lienzo de pared de la iglesia y la estrella del lugar: el lavabo del S. XIV, único en su género, de planta octogonal y con arcos románicos, del que quedan en pie sólo cuatro paredes. 



Lavabo de la Old Mellifont Abbey, situada en el interior del claustro y junto al refectorio.
The Old Mellifont Abbey, Tullyallen (Co. Louth)


Por eso me resulta sorprendente que no haya nadie, porque el lavabo es una obra de arte olvidada y es el motivo que me trae aquí, porque es, como he dicho, único en su género. Queda claro que fue añadida siglos después a la construcción original por la diferencia de tiempo. Al parecer existía en el centro del mismo una fuente en la que los monjes se lavaban las manos antes de entrar al refectorio. No tiene grandes ornamentos, la decoración de los capiteles es simple, con motivos vegetales, pero antiguamente tuvo que ser precioso.



Aproximación al aspecto que pudo haber tenido originalmente el lavabo octogonal.
The Old Mellifont Abbey, Tullyallen (Co. Louth)


Mellifont estaba marcada como parada recomendada camino a la Calzada de los Gigantes desde Dublín, junto a Monasterboice, que no podemos visitar dado el retraso que acumulamos. 
Lo del alquiler del coche tuvo como consecuencia que, en lugar de llegar esta mañana al centro de visitantes de Brú na Bóinne a las 9:00 de la mañana, lleguemos a las 11:30, lo que significa que, en lugar de visitar Newgrange a las 10:00, nos toca por acumulación de solicitudes hacer la visita a las 13:15.
Aunque Newgrange estaba señalada como visita prescindible, porque no había oído hablar del lugar hasta que no comenzamos a organizar el viaje, lo pusimos en primer lugar por ese motivo, sólo se puede visitar desde el centro de visitantes y en grupos muy reducidos, por eso se recomienda estar allí a primera hora de la mañana si quieres aprovechar el resto del día.
Me alegro, por el impacto que me causará el sitio, y a pesar del retraso, de haber decidido quedarme a ver Newgrange, en lugar de seguir dirección norte con el programa establecido.

Como digo, llegamos al Centro de Visitantes de Brú na Boinne alrededor de las 11:30. Este se encuentra en   Donore (Co. Meath) y sólo a través de él puedes visitar los túmulos funerarios neolíticos de Newgrange y Knowth. Aquí es donde compramos la Heritage Ireland Card, por 21€ cada una, que tiene validez de un año y con la que podemos visitar la gran mayoría de monumentos, castillos, museos, etc. de todo el país (además de la guía de regalo que incluye todos los sitios visitables con ella).
Para mí, esto es una genialidad que facilita el turismo y de la que es responsable la OPW, Office of Public Works, algo así como el Ministerio de Fomento, que es quien se encarga de gestionar estos sitios, restaurarlos o mantenerlos en orden para que sean visitables. Para que te hagas una idea, basta para un sólo día que hagas 3-4 visitas es rentable esta tarjeta, solo la visita guiada a Newgrange y el centro de interpretación cuesta 6€. Echa cuentas, que todavía te queda un año para seguir usándola. 


Praderas y bosquetes alrededor de Newgrange y mirando en dirección a Howth.
Brú na Bóinne, Donore (Co. Meath) 


La primera parte de la visita, el Centro de Interpretación, ya es digna de mención. Es inmenso, todas las salas son amplias y tienen un torrente de información sobre la importancia arqueológia de la zona, sus antiguos moradores y sus costumbres. Aquí es donde comienza, para mí, a caerse el mito de los hombre de la edad de piedra, de los que construyeron los túmulos de Newgrange, Kwoth y Howth. No es que mi idea de ellos fuera la de los trogloditas torpes y peludos, pero desconocía con mucho muchas de las habilidades que tenían y que aquí se muestran. Los tejidos, las herramientas, las chozas... una infinidad de cosas en las que tenía una idea equivocada y errónea. Creo que más bien confusas.
La visita guiada a Newgrange afirmará aún más la idea que voy teniendo de la gran inteligencia que tenían estos antepasados irlandeses.

Hasta ahora no lo he explicado detenidamente: Brú na Bóinne, que significa "el palacio del Boyne" en irlandés, es el nombre que se le da al complejo arqueológico alrededor del río Boyne, formado por los túmulo funerarios de Newgrange, Knowth y Dowth, siendo visitables sólo los dos primeros (el tercero está todavía en fase de investigación y restauración). Forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1993.
Ahora viene lo bueno: fue construido 500 años antes que las pirámides de Gizeh  y 1000 años antes que Stonehenge, o sea, que más o menos tiene unos 5000 años de antigüedad. 

El más importante, de los 3 túmulos es Knowth, con casi 67 metros de diámetro y 12 metros de altura, aunque su importancia no está en su tamaño si no en que está rodeado de otros 17 pequeños túmulos de diferentes tamaños y cientos de losetas con grabados. Alrededor de él su actividad se ha sucedido durante miles de años: existen restos de la edad de bronce, celtas, medievales y los normandos incluso construyeron un castillo sobre él, que con el tiempo acabó convirtiéndose después en un salón de té, que a su vez fue destruido para que el túmulo volviera a tomar su forma original. En este lugar se han encontrado objetos y numerosas piedras grabadas del tipo de calendarios solares, lunares, etc.; y con espirales, muchas espirales.


Panorámica de Newgrange
Brú na Bóinne, Donore (Co. Meath)


Nuestra visita a fondo, y guiada, la hacemos en Newgrange, cuyo nombre procede del tiempo en que la parcela de terreno donde se encuentra servía de granja para los monjes de, precisamente, la abadía de  Mellifont. Desde aquí se divisan los otros dos túmulos, no muy lejos y el Centro de Visitantes, y por supuesto todo el valle del Boyne. Hasta con mal tiempo las vistas te quitan el hipo.

Las dimensiones son mayores que las de Knowth, 80 metros de diámetro y 15 metros de altura. Rodeada por un cinturón de 97 piedras, la mayoría con grabados de zig-zag y espirales, a ras de suelo y de gran volumen, de unos 1000 años más nuevo que el túmulo original, y con una cubierta con una pradera haciendo las veces de techo exterior. Exteriormente lo único que se ve una fachada, que ocupa casi un 40% de la circunferencia del túmulo, hecha de piedras blancas con "incrustaciones" de cantos rodados.



Detalle de la fachada de Newgrange. Dándole uso al 50mm 1.4 de Abraham
Brú na Bóinne, Donore (Co. Meath)


Nos cuenta, casi todo lo que puede y antes de entrar por el pasadizo, la guía, Therese. Que fue necesario el trabajo de 300 personas durante 20 años para su construcción, que el pasillo mide 19 metros, que fue descubierto por casualidad semienterrado cuando se buscaban materiales para la construcción de una carretera, etc. Y luego, nos da un montón de pistas. Unas más sutiles que otras, para las que la asociación de ideas vendrá cuando salgamos al exterior.
Nos dice que de todo el cinturón de grandes piedras sólo 3 son de la construcción original: la que tapa la entrada al pasadizo, la que se encuentra tumbada frente a esta y otra más que está en la parte posterior del túmulo, enfrentada a la puerta principal.
También, que aquello no sólo es un enterramiento, que una utilidad añadida es la de marcar territorio con las tribus o clanes vecinos, además de la de atalaya de vigilancia por situarse donde se sitúa.


Nos pide que nos fijemos bien en la triple espiral de la roca que está frente a la entrada entre otras muchas cosas porque es de las más antiguas que se conocen. También por otro motivo: la espiral inferior, supuestamente, señala donde está Newgrange con respecto a los otros dos túmulos. También tenemos que fijarnos en el hueco que forma la fachada, el "mordisco", dice ella, de piedras negras interrumpiendo la fachada blanca. Nos pide además, que nos fijemos en el otro hueco, más pequeño, que hay justo encima del dintel de la entrada. Se nos acumula el trabajo, también tenemos que fijarnos en una piedra que tenemos a nuestro lado de unos 2 metros de altura, que nos fijemos en la línea recta que se forma la lado de la triple espiral, y que volvamos a mirar el hueco sobre el dintel. Y después de fijarnos en todo eso, nos dice que entremos dentro, indicándonos que el pasillo no es totalmente recto, que en su interior un par de losas de las que jalonan el corredor, pueden hacernos daño si no ponemos cuidado, tenemos que agacharnos al llegar al punto indicado, girarnos un poco y pasar casi de perfil. 







Una vez dentro nos coloca a todos, uno por uno, formando un corro y dejando un hueco desde la entrada  y vuelve a repetir algo que ha dicho fuera, totalmente prohibido fotos, móviles, vídeo, etc. Nada de nada.
La cámara funeraria en la que estamos tiene forma de cono, pero con una peculiaridad, sobresalen hacia el interior los extremos de los lanchones de piedra con la que ha sido construida, una sobre otra, sin argamasa ni nada por el estilo, claro. Después del murmullo general del grupo mirando hacia arriba mientras acaba de colocarnos, se alza la voz de Therese: "Estáis en una de la construcciones más seguras de Irlanda, si hubiera un diluvio universal de nuevo, aquí no entraría ni una sola gota, al menos no por el techo. Es totalmente impermeable" Y solo está hecho de los lanchones estratégicamente colocados unos sobre otros, cantos rodados sobre ellos y tierra. Si en ese momento se hubiera caído una piedra de aquellas, además de quedar muy mal Therese, yo me la hubiera tragado entera. No podía tener la boca más abierta mirando hacia arriba.
Nos explica que son los 3 huecos que hay en las paredes: los verdaderos enterramientos, de los cuales el que está de frente a la entrada es el principal y conserva la piedra del suelo. A ambos lados, igual que en el exterior y en el pasillo, espirales y zigzags.



Parte posterior de Newgrange
Brú na Bóinne, Donore (Co. Meath)

Apaga las luces, y comienza el espectáculo. El pasillo, mirando de dentro hacia afuera, está orientado al este. En realidad, no exactamente al este, está orientado al punto por donde sale el Sol en el solsticio de invierno. La piedra de casi 2 metros donde nos ha pedido que nos fijemos en todo fuera sigue esa orientación también, y por supuesto el hueco sobre el dintel toma ahora importancia, desde dentro solo puedes ver un trozo de cielo a través de él.

Cada año, en el amanecer de un día entre el 20 y el 23 de diciembre, la noche más larga del año da paso al día más corto. La oscuridad del pasillo de 19 metros no deja ver otra cosa salvo que el cielo se empieza a colorear a eso de las 8:45. Fuera, por el clima local y la situación de la colina, quizás empiecen a verse algunos rayos mientras que, puede que entre la niebla, el Boyne siga en su sitio. El Sol se levanta, dicen, acelerando su paso, hasta que a las 8:50, la sombra de la piedra de 2 metros se ha acortado lo suficiente como para dejar entrar los primeros rayos a través del hueco sobre el dintel. Mientras el Sol avanza fuera, los rayos van inundando el pasadizo en forma  de mancha informe hasta que llegan a las 2 piedras mal colocadas. Eso pensaba yo, que se habían caído, que estaban mal puestas.
En ese punto la mancha informe de luz solar toma forma triangular, y avanza poco a poco, pero acelerando, igual que el sol, hacia nosotros. Durante 17 minutos avanza hasta que toca el centro de la cámara funeraria principal para desvanecerse instantes después.
Creo necesario recordar en este punto una cosa: 5000 mil años de antigüedad. Mi pregunta es fácil ¿Serías tú, hombre o mujer moderno/a que me lees posiblemente a miles de kilómetros de distancia de poner dos palos clavados en el suelo y alineados con el día más corto del año sin necesidad de un calendario? Yo, desde luego, no. 
Bien, vamos sabiendo quién es más troglodita. 



Newgrange
Brú na Bóinne, Donore (Co. Meath)

Ahora viene la asociación de ideas, la línea tangente a las espirales, casi en el centro de la piedra grabada del exterior. Esa es la que indica por donde va a salir el Sol. Sí, hace falta otro punto de referencia para formar la línea, se encuentra en la parte posterior del túmulo y la has visto, en otra roca grabada que tiene sólo dos espirales, pero que también tiene una línea recta bien marcada con el zig zag que la acompaña.
La triple espiral, ese pseudomapa, un trisquelion sospechoso de ser el más antiguo, grita más significados de los que tenía antes de entrar. Tiene una peculiaridad en la que no había prestado atención, es una triple espiral formada por una línea continua, nunca se acaba. Tomes la dirección que tomes, siempre acabas haciendo círculos cada vez más pequeños, hasta que cambia el sentido y los círculos cada vez son más grandes y ocurre lo contrario, cambia el sentido y los círculos son cada vez más pequeños.

Imagen del haz de luz en el solsticio de invierno
Fuente: Knowth.com


La luz entra en el túmulo para homenajear a los sepultados, es la idea básica del lugar, pero quizás demasiado básica.
Esa luz con forma de triángulo, que avanza poco a poco por el pasadizo, significa algo más, no tiene esa forma al azar porque se hayan descolocado dos piedras en medio del pasillo, ni pasa acariciando la triple espiral porque sí. Ese eterno girar, que siempre y de toda la vida, simboliza el eterno retorno, a la vida o a lo que sea. Y no está alineado con el amanecer de un día cualquiera. 20-21-22-23 de diciembre, nosotros necesitamos uno de esos 4 días para definir el día más corto del año y la noche más larga. Aquí, en este lugar, simplemente ese día, caiga en nuestro calendario el día que caiga, ocurre lo que tiene que ocurrir.
Parece claro, este día no es un punto estático en el calendario, a partir de hoy los días serán más largos y  las noches más cortas. Ya puedes girar como quieras, que siempre acabas en un punto donde lo que menguaba comienza a crecer, y lo que crecía comienza a menguar.
Que la luz entre en el túmulo,  para homenajear a los sepultados lo entiendo desde que entré o casi desde que decidí venir.
Lo que no me esperaba era que un lugar, además de la grata sorpresa elegido porque estaba de paso, me diera tal lección de humildad.

Si vienes a Irlanda, tienes que hacerle un círculo rojo bien grande a este sitio, aunque siento haberte destripado el final.


SITIOS DE INTERÉS CERCANOS:
  • Colina de Tara
  • Monasterboice
  • Castillo de Trim
  • Castillo de Slane
  • Armagh


miércoles, 27 de julio de 2011

Dublín en día y medio (iii)


Dublín, pesar de ser la capital de Irlanda, tiene algo más de 500000 habitantes y en 100 km a la redonda viven 2 millones de personas, lo que supone el 50% de la población del país. Y en Dublín, a pesar de ser capital de un país, y de ser el nucleo de población más importante de la isla, todo el mundo con quien te cruzas te da los buenos días. Uno por uno, niños y mayores. Y las buenas tardes, y las buenas noches, a sus horas. Vayas por donde vayas es lo primero que se nota, una educación exquisita. En los días siguientes nos daremos cuenta que es una virtud que se nota no solo aquí, sino también en el resto del país.


Saint Stephen's Green Park


Además, se nota el gusto que tienen por la jardinería y los parques. A las afueras tienen el Phoenix Park, el parque más grande de Europa, con 712 hectáreas. 
Y, con Saint Stephen's Green, pueden presumir de un lujo que otros para si quisieran, el tener 9 hectáreas de parque en pleno centro y con unos cuantos siglos a la espalda.  Un sitio extremadamente tranquilo a pesar de su situación: gente haciendo deporte, echando de comer a los patos, alguien cargando con el caballete para ponerse a pintar, etc. 
Tiene puertas en cada esquina y en algunos laterales, pero la más conocida es The Fusilier's Arch, que se levantó en homenaje a los caídos en la II Guerra Mundial, y que está frente a la esquina de Grafton St. con King St.



The Fusilier's Arch con el SSG Shopping Center al fondo. (Y María)


Precisamente aquí hay un punto curioso, el Saint Stephen's Green Shopping Center, un centro comercial, como su nombre indica, que dada su situación podríamos pensar que está orientado a los turistas o algo parecido, pero nada más lejos de la realidad. Dentro hay cafeterías, quizás las más baratas del centro, tiendas de ropa, e incluso una mercería, lo que da idea de su orientación comercial más de día a día que al sector turístico. Aparcar aquí durante 24h cuesta 12€, algo a tener en cuenta si tu alojamiento está lejos del centro. 



Saint Stephens Green Shopping Center, 


Grafton Street y sus calles aledañas son la zona comercial por excelencia, tiendas de ropa sobre todo. Y músicos callejeros, algunos con más calidad que otros, todo hay que decirlo. Había un par de chicas y un chico (violín, acordeón, bodhran/voz) versionando una canción de Altan, Molly Na Gcuach Ni Chulleanáin, que nada tenía que envidiar a los originales, y mira que los originales son buenos. También estaba el mismo de la noche anterior pegando voces más que cantar, y del que un par de músicos vecinos se estaban mofando mientras montaban su espacio para comenzar a actuar. 






No es difícil llegar al centro esté donde esté tu alojamiento, porque por escasez de autobuses urbanos no es, y sin olvidar tampoco el tranvía, el Luas. Tanto el precio de los primeros como del segundo son asequibles, y puedes programar desde casa o el hotel, a través de la red, las líneas que tienes que tomar o incluso el tipo de billete que más te conviene comprar.



Government Buildings, Merrion St.
Dublin, Ireland



La primera parte que recomiendo como imperdible en Dublín, es todo lo que hay entre Grafton St. y Merrion Square. Aquí están el National Museum of Archeology, el National Gallery, los Government Buildings y, claro, el Merrion Square Park, donde está el rinconcito dedicado a Oscar Wilde con su pintoresca estatua.
En Merrion Square, volvemos a las andadas de Portobello: en esta calle lateral al parque vivieron durante un tiempo Daniel O'Connell, William Butler Yeats y el ya nombrado Oscar Wilde.

Impresiona ver tanto edificio neoclásico, sobre todo en esta plaza, calle, parque o como lo quieran denominar. Impresiona también ver los carteles "To Let" prácticamente en todas las ventanas y puertas, herencia del Tigre Celta, supongo.



Oscar Wilde disfrutando eternamente de la sombra en Merrion Square, obra de Danny Osborne


Hay que decir en este punto que es imprescindible, antes de empezar a visitar museos y demás, pasar por la Dublin Tourism Office y comprar la Dublin Pass Card. Esta tarjeta y otra de la que hablaré en su momento, son una gran idea. Te permite visitar todo lo visitable con un único pago, además de descuentos en restaurantes y comercios, lanzaderas al aeropuerto, etc. A nosotros, para un día, nos costo 35€ y la amortizamos con creces.

Otro detalle: en el rato que llevamos de paseo, ya nos ha convencido el cielo de aquello que advierten que aquí el tiempo cambia en segundos. Salimos del hotel con sol, se nubló en el primer parque, salió el sol entre camino a Merrion Square y cuando llegamos se volvió a nublar. Cada vez más negro hasta que nos cayó un chaparrón en el Trinity College. Así todo el día, aunque la mayor parte del tiempo nublado.



Entrada principal del Trinity College



También es imprescindible visitar el archiconocido Trinity College, la Old Library y el Libro de Kells. Si tienes intención de hacer la visita guiada,  te recomiendo que acudas tempranito, porque aquí es el primer sitio donde hay cierta aglomeración de turistas y visitantes. En época lectiva, con estudiantes no me quiero imaginar como andará el asunto. De todas maneras, nosotros no podemos entrar, no sabemos que evento oficial hay que la Biblioteca, principal motivo de visita, no puede visitarse.
El campus es literalmente de película, con varias plazas y zonas verdes, además de un campo de criquet y otro de rugby/fútbol/hurling. Placas conmemorativas por aquí, estatuas por allá y muchos turistas, los cuales son pelín culpables que a uno le cueste trabajo imaginarse por aquí a Bram Stoker, Samuel Beckett y demás estudiantes insignes de esta Universidad. Y mira que los edificios, intentan ponerte en situación, pero cuesta trabajo.


Justo enfrente de la fachada principal del Trinity College hay una fulana con un carro, vendiendo mejillones y berberechos, con un escote generoso y cortejada también por turistas, como antes lo fue por estudiantes y profesores de la Universidad. Es la mítica Molly Malone



O'Connell Street, Dublin


Siguiendo hacia el Norte, y continuando la línea recta de Grafton Street entramos en O'Connell Street, cruzando el Liffey por el puente del mismo nombre. De frente, el que le dió nombre a la calle, Daniel O'Connell, El Libertador. Fue de los primeros que, democráticamente, se puso en pie para pedir la independencia irlandesa con respecto al Reino Unido. Por otro lado, siempre me ha llamado la atención que queriendo ser independiente animara al pueblo irlandés a hablar inglés porque eso les enriquecería. 
Su estatua es la primera de muchas que están en esta calle encomendadas a personajes considerados héroes nacionales, la mayoría nacionalistas y separatistas: William Smith O'Brien, John Gray, James Larkin (el único personaje representado del siglo XX), Theobald Mathew (sacerdote que nada tuvo que ver con la independencia) y, como no, Charles Stewart Parnell, con el arpa céltica a su lado. 








Es curioso, que ni uno solo de los líderes, estuvieran entre los 15 ejecutados o no, del Alzamiento de Pascua, se encuentre homenajeado aquí, donde se supone que están los héroes. No creo que sea por falta de espacio, porque esta es de las calles más amplias de Europa. Ni Éamon de Valera, ni Connolly, ni Pearse... ninguno. Sin embargo, frente a la General Post Office, y hasta 1966, estaba situada la Columna de Nelson, en homenaje al capitán inglés. Precisamente en ese sitio, que fue uno de los lugares importantes durante los sucesos de 1916. El IRA dió cuenta de ella con atentado, y en su lugar en 2002 se comenzó a construir el Spire, una aguja de algo más de 120 metros de altura, lo que hace que se pueda ver casi desde cualquier punto de Dublín. Desde abajo da auténtico vértigo.



Aquí, si te paras un rato puedes ver los sacos de arena amontonados en la entrada de la oficina de correos, y los barcos ingleses en Liffey, que vienen a asediarlos. Es una canción la que me hace ponerme en situación, y anoche, aunque ya la conocía, la escuché en un bar. Sólo sonaron unos acordes y todo el mundo se puso a cantarla. Y aquí y ahora, esa canción, no hace más que sonar y sonar en mi cabeza, en la versión de The Chieftains cantada por Sinèad O'Connor.

Es  The  Foggy Dew, que fue la que me hizo interesarme, hace ya mucho, por lo que sucedió en este lugar. 

Es el himno no oficial del país.



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